MANOLO GUEVARA

Por: José Patiño

El novillero Manolo Guevara se inició como rejoneador cuando tenía 16 años, recibiendo instrucción directa del Maestro Arturo Ruiz Loredo.

Sin embargo la sed de la arena bajo sí mismo lo llevó a dejar el deseo de convertirse en centauro para tocar la gloria a pie.

En entrevista nos comparte:

«Mi pasión por el toreo surgió desde chico, por mi abuelo, que en paz descanse. Él quiso ser torero y me metió mucho en la cabeza la sensación y pasión por el toro».

Es con esa inspiración que se encuentra de cara a una ansiada alternativa. Será el próximo viernes 1 de noviembre de 2019 que finalmente tomará la alternativa de manos de Uriel Moreno El Zapata y Jorge Sotelo y el rejoneador Fauro Aloy como testigos, en una corrida en la Feria de Cd. Hidalgo, Michoacán, tras cinco años de tocar puertas, recorrer la legua e intentar abrirse paso en esta, la profesión más difícil del mundo.

«Mis referentes son los Maestros Juli, Enrique Ponce y José Tomás, y de México, Joselito Adame, pero quienes han formado mi carrera y estilo son tres maestros: Empecé con el Matador Arturo Ruiz Loredo, y posteriormente emigré a la escuela del Matador Uriel Moreno. Buscando nutrirme de más, llegué a manos de Rafael Gil Rafaelillo en Aguascalientes para, finalmente, llegar a Querétaro en donde he seguido preparándome en manos del Matador Francisco Parra en la Escuela Taurina Queretana en la que llevo dos años».

Se considera a sí mismo como un torero no clásico. Por el contrario, se asume como un torero con mucho valor, voluntad y «amor por lo que hago».

¿Cuál sería su concepto taurino?

«Soy un torero tremendista y con cabeza al momento de estar en la cara del toro, pues me gusta conectar mucho con la gente. Elegí el tremendismo porque todos buscan al torero artista, pero hay muchas más cosas que pueden impactar. No hay nada mejor que tener tu propia estampa torera y hacer las cosas como te nacen. Esa es mi verdadera forma de expresarme».

Durante la charla, habla de su familia como el sacrificio más grande que ha tenido que hacer, en pos de su deseo de ser torero.

«No querían que me dedicara a esto y tenía muchos problemas con mis padres, así que decidí separarme de ellos para buscar la vida de ser torero». «Hoy», nos dice, «están contentos».

Fue el 9 de mayo de 2014 que debutó con caballos y desde entonces, el camino ha sido cuesta arriba. No se le abrieron las puertas de ningún sitio para torear y, como si ese fuese el sino común de muchos y muchos más, debió vender boletos, pagar para torear, poner su novillo. Una cuesta arriba que llega a su cima el próximo viernes 1 de noviembre, tras 43 tardes toreadas, entre festejos y novilladas.

«Nos hace falta el apoyo de las empresas. Que nos den más oportunidades. Que puedan ver que sí hay quienes queremos ser toreros y dedicarnos al toro. Esas ganas se nos ven desde el principio: desde la disciplina y la afición que tienes por tu carrera. Al momento de actuar en el ruedo, se nota el hambre torera y las ganas de demostrar que quieres en verdad ser torero».

Manolo Guevara se dice ilusionado con su alternativa. Estará cumpliendo un sueño grande que cumple la meta de no rendirse y de dejar un buen sabor de boca a la afición.

«No quiero defraudar a la gente taurina. Confío en mí y en mis maestros y me entregaré, pues siempre dije que no me daría por vencido».

Su preparación actual implica el entrenamiento mental y físico, manteniendo los pies en el piso pues «quiero ir al campo. Sinceramente he ido solo una vez puesto que las oportunidades son muy pocas», pero se dice listo siempre para cuando se abra una puerta. «Quiero buscar que se vayan abriendo también, las puertas de las empresas. Quiero que se den cuenta que aquí hay alguien que quiere ser un buen torero en el concepto de toda la palabra.

Por eso, para abrir puertas, tengo que cortar las orejas. No hay de otra». Este joven novillero habla a los jóvenes, próximos sostenes de la tauromaquia:

«Propónganse un sueño y luchen por él. No dejen de persistir en él. No dejen de hacer lo que les apasiona y aman».

Y para rematar, Manolo Guevara nos dice ilusionado: «Espero a la afición taurina en este día. Prometo no fallarles. Confíen en mí y daré lo mejor como persona y como torero».

Y ante esta complicada carrera que eligen muchos y pocos alcanzan, a partir del próximo 1 de noviembre tendremos un nuevo coleta en el escalafón mayor.

¡Que haya suerte!

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