Su primera gesta de gran plaza le da tres orejas por consolidar dos faenas, pero el resto queda lleno de matices. Segundo arrastre lento consecutivo suma la ganadería de Teófilo Gómez entre seis distintas. Gustavo Campos en dos días seguidos sale al tercio. Y se da una entrada similar a la inaugural.

Tranquilo, sereno, brinda un toreo reposado, pese a las diferentes alquimias dando a cada elemento la variedad extensa, llámese capote, banderillas, muleta ó espadas, adquiriendo un sello propio para quintar cada una de sus obras, pues como torero se encuentra en su mejor momento.

El encerrarse como único espada es el mejor reconocimiento brindado a una figura mexicana, si en España se ha mantenido, aun en contra del desigual trato para entrar en los mejores carteles; se diría entonces que cada oportunidad es aprovechada al máximo, como esta vez en La México.

Salió en segundo lugar el de Teófilo Gómez. Era tan pronto que el procedimiento ha sido bregarlo; el puyazo de Mauro Prado lo dejó asentado, se diría a tono, dejando al descubierto un extraordinario lado izquierdo al quitar por Chicuelinas y soltar una punta de capote. Brindis a sus padres.

Inicio por bajo rodilla en tierra y tras probar por derecha, en un cambio de mano vino un Natural tan claro que abrió el camino a flexibilizar ese compás para ajustarlo a cada embestida y, además en cualquier terreno. Hubo un muletazo tan paulatinamente redondo, que fue como culmen de la obra.

Un Olé deletreado y enriquecido de adornos como aquellas Dosantinas, Trincherillas y el Desdén que, al sumarse a las Joselillinas cambiándoles el viaje, dejaron la escena puesta para el triunfo, cobrado con una entera en lo alto: Dos orejas y arrastre lento a «Mexicano».

A Montecristo le tenían fe, pues de los siete toros corridos, tres fueron del mismo dueño. Se le dio suelta en sexto lugar; Joselito fue a recibirlo a Porta Gayola y pese a quedarlo en la querencia, le endilgó un par de Chicuelinas. Ahora fue otro Prado en quebrantarlo desde el caballo, José Isabel.

El quite fue cubierto en los medios y ha bastado con ondear la capa para envolverse en Zapopinas que aquello se fue pa’rriba ambientalmente, pues al quedarse el toro, Adame se le metió hacia las costillas para rematar con la Rebolera. Y como cubriera diametralmente cada Cuarteo, mantuvo el tenor de la emoción.

Poco duró el toreo en redondo y, justo cuando se estaba cayendo la faena, ha surgido el toreo en línea cobrado en un palmo de terreno, vaciando por alto ligado al pase De pecho. Y como se sacara de la imaginación esos seis muletazos de El Duende, tan estruendosos, que arroja la muleta.

El desplante quedó a tiro para citar con la espada a recibir y sepultarla en la cruz en una ejecución casi perfecta que hizo rodar sin puntilla al burel, hecho parecer bueno gracias al entendimiento del torero.

Del abreplaza de San Isidro se pueden destacar detalles por la extensa variedad del torero y los Cuarteos de Alejandro Prado. Las fallas con la espada ante el escaso de trasmisión redundaron en un aviso.

Fue devuelto el tercero , de Cieneguilla, por su justa presencia y debilidad tras saltar al callejón.

Del mismo dueño fue el sustituto, trotón y rajado; Gustavo Campos salió al tercio por Cuarteos. Brindis a sus hermanos, Luis David y Alejandro; faena de destronque. Estocada traserilla; silencio.

A nada supo el de Villa Carmela, quinto de tarjeta. Un quite por Mandiles, estocada ligeramente trasera. Palmas.

Impresionó por enarboladura el séptimo de Barralva que lamentablemente pasó crudo a la faena de muleta. Joselito le tragó pases por alto sentado en el estribo y nada más. El uso de las espadas dividió las opiniones.

Del ruedo, túnel, rampa y cruce de la puerta principal, el matador fue llevado a hombros.

Ficha del festejo:

Plaza México, novena de temporada. Cubierta cercana a los quince mil espectadores. Clima.-Fresco. Ganaderías.-Por orden de salida: San Isidro, pitado; Teófilo Gómez, arrastre lento; Cieneguilla, devuelto; Montecristo, pitado; Villa Carmela, pitado; Montecristo, aplaudido y, Barralva, aplauso de salida. Pesos: 480, 545, 494, 513, 515, 535 y 557 kilos de romana.

Joselito Adame en solitario: Silencio tras un aviso, Dos orejas, Silencio, Palmas, Oreja y División de opiniones tras un aviso.

Subalternos destacados.-Juan Ramón Saldaña, director de lidia; Alejandro Prado, Héctor García, Angelillo González en banderillas. Gustavo Campos, salida al tercio. Los hermanos Prado, Mauro y José Isabel, picaron los toros del triunfo.

Juez de plaza.-Enrique Brown, la libró; no así su asesor al autorizar el cartel «Tapavocas», anunciado en séptimo lugar.

Incidencias.-Se tributó un minuto de aplausos a la memoria del ganadero Fernando Ochoa y el subalterno Joaquín Angelino.

FUENTE: http://www.burladero.tv/frontend/burladero/Joselito-Adame–Capacidad-Torera-En-La-Mexico-vn60775-vst70

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