Editorial de la Revista Jornada Taurina Edición No. 60 Julio 2016

LA GLORIA DE UN GUERRERO

Es difícil escribir sobre un torero caído.

En la actualidad, ya estamos casi acostumbrados a que los toreros no se morían en el ruedo. Vimos como Juan José Padilla se salvó cuando un toro le arrancó la cara y todos pensamos que también le arrancaría la vida, pero afortunadamente no fue así y aún lo podemos ver por los ruedos del mundo derrochando afición, aunque lamentablemente, si perdió un ojo.

Hemos visto cornadas de femoral este año, como las de Escribano y Rafael Serna que, en otros tiempos, hubieran sido mortales de necesidad. Hoy, afortunadamente los toreros logran salvar la vida gracias a los adelantos médicos y el talento de los Doctores.

Ver a los toreros levantarse de tan impresionantes cornadas, nos hacía pensar que los toreros ya no se morían en la plaza, y quizá por ello fue tan brutal el impacto de la noticia sobre la muerte del Matador Víctor Barrio.

Un torero joven, con futuro, con valor desmedido al que recordaremos por su forma de recibir a los toros en los medios para torearlos por tafalleras, quedándose muy quieto y jugándose la vida tarde a tarde, sabedor de que ese es el único camino para escalar a lo más alto del toreo.

Una vida incompleta. Te faltó la gloria Víctor y no. Te faltó esa, esa que tú querías, la que se gana toreado, esa donde te embriagas, triunfas y quieres más. Esa donde sales a hombros tarde a tarde y ves como poco a poco, van cambiando tus alternantes en las puertas de cuadrillas, y van cambiando también las ganaderías que toreas y las plazas que pisas. Esa gloria que te lleva a tener finca y criar al toro bravo, ese que tu hubieras querido que te lo diera todo y que por el contrario te lo ha quitado.

Es verdad que la gloria, es que tu nombre sea recordado para siempre, como lo será sin duda, pero no así, no de esta forma. No cuando dejas a tu madre y a tu esposa rotas para siempre, sin consuelo, por más que se repitan que era lo que te gustaba, tu pasión, tu vida.

Te fuiste con honor y con verdad, valores tan difíciles de encontrar en el toreo actual tan lleno de mentira y de ventajas.

Fuiste capaz de juntar a las máximas figuras del toreo en tu funeral porque te convertiste en un símbolo, un mártir que le regresó el toreo el riesgo, la crudeza, y esa verdad que tanto pide el público para volver a llenar los tendidos de las plazas.

Te has ido y no.

Porque al final, hay una deuda contigo. El toreo te ha dado muy poco comparado con lo que le has entregado tú.

Francisco Parra Rincón

Revista Septiembre Parte 1

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