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Vergonzoso espectáculo con una corrida terciada e impresentable de Garcigrande. Varias formas de ser antitaurino.

Jornada Taurina les comparte este interesante artículo, ¡que lo disfruten!.

POR: BORJA GONZÁLEZ

¡Y siguen pidiendo respeto al que paga! ¡Qué caraduras! Lo han vuelto a hacer, Pamplona cae como una más en las redes oscuras del puntero escalafón, mal llamados figuras de este siglo, que imponen en el bastión del toro, San Fermín, sus artimañas poderosas y silenciadas por los medios, colándonos un auténtico disparate de corriducha más que sospechosa de pitones y de trapío de segunda. Casualidades de la vida que Julián López “El Juli” se acartelara después de tanto tiempo con los Garcigrandes, de cuyo nombre no puede olvidarse. Y también de forma espontánea y curiosa el que los pitones acabaran escobillados, rotos o astillados al rematar de forma casi accidentada con los burladeros, que de repente parecieron haberse convertido en hormigón armado ante las temibles y astifinas puntas de los garci”grandes”. Todo esto ocurría mientras un chufla antitaurino saltaba a la muerte del primero para pedir abolición, entre las carreras de la cuadrilla de Padilla, que tardaron en hacerse con él, con el vergonzoso gesto de la patada a la montera, quizá ocasionado con la temible y cruel manifestación de los toreros al hacer el paseíllo montera en mano. Durísimo gesto hacia los antitaurinos, que ni se habrán enterado del asunto. Claro, que poco me faltó a mí para unirme al descerebrado anti, al ver como uno a uno se iban riendo en mi cara, que bueno, afortunadamente no había pagado un duro por ver tal circo. Porque no sé hasta qué punto se puede catalogar como “timo” el encierro que nos han enviado los señores de Garcigrande. O bueno, quizá tengamos que preguntar al todopoderoso Julián, aunque quizá también Perera y Padilla no anduvieran muy lejos. Todos ellos culpables del debacle de una plaza y una religión como es San Fermín. Un insulto a años de historia y categoría. Una bofetada a los que día a día nos partimos la cara por defender lo que se supone es una fiesta íntegra, una lucha entre una fiera y un TORERO, que hoy ha sido intercambiada por un animal manipulado y elegido a dedo y un jeta vestido de luces. Deleznable. Y es que prefiero escribir estas líneas en caliente, cuando aún sigue el sexto de Garcigrande pidiendo clemencia en el ruedo de Pamplona. Prefiero soltarlo de golpe y exigir responsabilidades, porque esto no debería quedar así. Porque hace unas horas nos enterábamos de la inminente prohibición de los toros en A Coruña, a la vez que nos ofrecían carteles con Padilla, Paquirri, Fandi, Cordobés… para intentar levantar aquello. ¡Como estará la afición de los toros para tan terribles acontecimientos! Pues eso, que dan ganas de cambiarse de bando y evitar esta tortura de manipulaciones, exigencias y peticiones, siempre a favor del torero y no del toro. Se lidió una anovillada, terciada y escurrida corrida de Justo Hernandez, floja, nobletona y con sus opciones de toreo moderno, el de la línea y poco empleo en varas. “Así aguanta cualquiera” diría más de uno. Padilla sorteó de nuevo el mejor lote del encierro. Un grandón y embestidor “Montanero”, que peleó más que ninguno en varas, llegando a la muleta con embestidas descompuestas y repetidoras. No llegó al público a pesar de irse como buen “ciclón” a portagayola. El cuarto fue el mejor del encierro. Chico, anovillado y tan noble como bueno para el nuevo modo de entender el toreo. Sin picar en varas y codicioso, humillador y largo por ambos pitones. No sé qué quiere el de Jerez para remontar el desastre. Se dio una vuelta por su cuenta con el primero. ¡Porque él lo vale! Perera vuelve a mostrar dudas en la cara del toro, y no por falta de planta. Vuelve a haber frialdad en su toreo y no logra conectar con los tendidos. Quizá si diera el medio pecho, cargara la suerte y se enroscara al toro ganaría a más de uno, pero como se lleva eso de despedirse al burel para afuera y torear perfiler… pues para qué arriesgar. Hoy tuvo un primer novillo repetidor y humillador para haber cortado las dos orejas en una plaza tan festivalera como Pamplona. Quizá quedó la gente algo estupefacta al ver el bichejo que les habían colado, pero con un poco de zapatazo y arrimón era fácil superarlo. Faena larga, aburrida y monótona, sin destacar ningún pasaje, todo aseado y fácil para el extremeño. Tras un bajonazo horrendo cortó la peor oreja que se recuerda. Con el sexto anduvo fácil, tampoco exigió mucho. Desfondado y aplomado ya en la segunda tanda el garcichico. Y salió a hombros el gran Julián, dueño y señor de la neotauromaquia y el “julipié”, todo un innovador del toreo, y supuesta máxima figura en el mundo del toro. Y es que todos los taurinillos andan a sus pies, como si de un Dios griego se tratase, imponiendo allá donde va y saltándose los pilares de cada plaza y feria a su antojo. Dos orejas, una a cada una de sus toretes, tras faenas sencillas a la vista del espectador, con el común colaborador del toro descastado y noble, el que tanto gusta al de Velilla, que sigue sin salir de su sota, caballo y rey en la elección de sus ganaderías. Paseando sus retorcimientos elásticos y vulgares por los ruedos españoles, poniendo en pie a los ignorantes con sus sartenazos traseros y ventajistas y convenciendo a las parroquias, como si de una secta se tratase, que su toreo es el que vale. Bendita ignorancia. Y esto fue el bochorno del que miles de aficionados al TORO nos sentimos avergonzados. Este es el espectáculo que algunos se empeñan en defender, y no tiene argumentos ni verdad como para mantenerse por su propio peso. O cambiamos o nos vamos juntos a la debacle total de la tauromaquia. Y a mí, que no me esperen. Los toretes lidiados en el día de hoy: – Primero. “Montanero” Nº 99, colorado de 595 kilos. Cinqueño. Basto y atacado de kilos, sin cuello y destartalado. Noble y embestidor por ambos pitones. – Segundo. “Pizpito” Nº 81, negro de 595 kilos. Cinqueño. Justo de presentación, fino y sin ofensiva cara. Poco picado, manso, noble y descastado. – Tercero. “Boticarillo” Nº 112, negro de 540 kilos. Impresentable. Terciado, chico y sin trapío. Codicioso, obediente y humillador. Dijo poca cosa por falta de presencia. – Cuarto. “Tabaquero” Nº 39, castaño bociclaro de 575 kilos. Anovillado y mal presentado. Noble, encastado aunque sin picar. Nos fuimos sin verlo. Muy por encima del torero. – Quinto. “Juguetón” Nº 92, negro de 545 kilos. Impresentable. Poco más que decir tras destrozarse ambos pitones. – Sexto. “Café” Nº 79, negro de 530 kilos. Noble y desfondado antes de tiempo. Manseó en líneas generales. Nota: Toda la corrida por debajo de la presentación que merece Pamplona. Pitones sospechosamente manipulados en su totalidad. Vergonzoso. Pamplona. Feria del Toro San Fermín 2015. Lunes 13 de Julio. Toros de Domingo Hernandez y Garcigrande (4º) para los diestros Juan José Padilla: vuelta al ruedo y silencio. El Juli: oreja en ambos. Miguel Angel Perera: oreja y silencio. Entrada: Lleno de “no hay billetes”.
FUENTE: http://www.purezayemocion.com/noticia/2038/cronicas/y-tu-eres-maxima-figura-del-toreo.html

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