Orgullo, responsabilidad, arrojo, profesionalidad, valor y muchos más adjetivos que pueden ir acompañando a «Figura del toreo». Todos ellos en conjunto, todos ellos inseparables y por supuesto que no vale con uno o dos solos para poder llegar a donde sueñan muchos y llegan pocos. A donde llegan esos pocos y se mantienen todavía menos, porque lo difícil no es llegar, lo difícil y lo que resulta casi una quimera es mantenerse. “Figura» significa estar todos los días como si fuera el primero e incluso probablemente el último, es salir a morir cada tarde, es saber que tienes toda la temporada hecha e incluso la siguiente y salir como si no tuvieras mas festejos en la temporada. Es saber que estás rico y que eso no sirve para nada, ser figura del toreo es básicamente ser Sebastián Castella o Enrique Ponce en la tarde de hoy.

Porque qué necesidad tenía Ponce de ponerse tan de verdad con un segundo toro de su lote que era un «pájaro» con todas las letras, que soltaba la cara, que nunca estuvo metido en la muleta, que en cualquier momento podía echarse a los lomos al torero que tenía delante. A un torero con 47 paseíllos en Madrid, con 4 puertas grandes y que hoy era padrino de una confirmación de alternativa aunque más bien parecía el confirmante, sacando partido de un primero de Valdefresno, que en sus manos pareció más de lo que era y al que realizo una primorosa faena que solo bajó, cuando el toro ya no podía más. Y que para cerrar su última faena de la tarde, lidió con solvencia, valor y arrojo a un complicado Garcigrande, que pudo ser peor de lo que era, pero que nunca se imagino que con Ponce no iba a poder en ningún momento, mal enemigo sorteó el toro. Da gusto ver al de Chiva, cada dia más pleno, más torero, más académico y si se puede decir, más feliz en la cara del toro, gran tarde sin premio de Enrique Ponce en Madrid.

Pero llego el quinto de la tarde y el francés Castella se encontró con una papeleta difícil después de ver la actuación de Ponce en el anterior y aún se podía complicar un poquito más, puesto que de salida y en el centro del ruedo sufrió una espeluznante voltereta de la que afortunadamente salió solo con una herida en el talón. Un milagro en toda regla porque allí se vivieron momentos muy angustiosos. Después del percance y gastando todos los adjetivos expuestos al principio de la crónica para explicar lo que es una figura del toreo, Castella volvió a la cara del toro, sin aspavientos, sin signos de marearse, sin vender nada, porque ahora parece que ese tipo de actuaciones futboleras se han puesto algo de moda, pero es cierto, que un torero tiene «dos cojones» y no necesita vender nada. Que el toreo es verdad, que en el toreo nada es mentira y que se les admira y se les respeta por todo lo que son capaces de hacer y que no está al alcance de las personas normales de a pie. Son otro tipo de hombres. Y el francés salió, toreo perfecto a un toro que le permitió torear en unas primeras tandas templadas y mandonas y que luego se apagó y allí en esa distancia cortita, Sebastián se subió prácticamente encima del toro. Faena épica por los momentos vividos, artística con sus cosas mejores y peores pero con emoción, verdad y cerrada con un espadazo de los se catalogan de matar o morir, si alguien se merece dos orejas, ese hoy tiene nombre y apellidos y se llama Sebastián Castella.

Confirmaba Jesús Enrique Colombo que hoy tuvo mala suerte en el sorteo, de sus toros y de sus compañeros porque no le han dado ninguna oportunidad, Colombo atesora buenas maneras y condiciones para poder funcionar en esto, pero lo de hoy le tiene que servir para darse cuenta, de que alrededor tiene a una serie de hombres ricos, con las carreras hechas y encauzadas, con sus familias ordenadas y sus temporadas bien estructuradas y que con esas «comodidades» salen a morder como si fuera el ultimo dia de sus vidas y estuvieran caninos, valores que tienen que guiar a Colombo para marcarse un camino a seguir y unas pautas bien claras porque la capacidad la tiene y el hambre también, ahora toca remangarse y arrear, pero todos los días.

En días como el de hoy, es cuando pienso en aquellos que no respetan nuestra fiesta, que no entienden el toreo y la tauromaquia que no se emocionan con el torero y el toreo, que no admiran a un hombre que es capaz de hacer delante de un toro arte e incluso dar su propia vida. Sólo puedo decirles a todos ellos, que lo siento de verdad y de corazón por ellos, si no entienden esto y si no se emocionan o les pellizca aunque sea un poco lo que reúne y muestra la verdad de la muerte, el torero y el toro. Si no lo entienden, me dan pena, pero no les obligo a entenderlo, ojalá hicieran ellos lo mismo con lo nuestro y con el mismo respeto.

Plaza de toros de Madrid, corrida de toros de Domingo Hernández/ Garcigrande. Lleno de “no hay billetes” para ver a Enrique Ponce, Sebastián Castella y Jesús Enrique Colombo que confirma alternativa.

Ficha del festejo:

Ponce, fuerte ovación con saludos y ovación con saludos

Castella, silencio tras dos avisos con pitos al toro en el arrastre y dos orejas con ovación al toro en el arrastre

Jesús Enrique Colombo, silencio con pitos al toro en el arrastre y silencio

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