Si hablamos de la historia del rejoneo, es obligatorio citar el nombre de Hermoso de Mendoza, el último revolucionario de este arte. En 2014, Pablo celebró sus 25 años de alternativa, precisamente los cinco lustros que han visto cómo se pasó del rejoneo al toreo a caballo, pues gracias al jinete navarro el toreo ecuestre tiene hoy una consideración artística que nunca había tenido.

Quise hablar con Pablo Hermoso de Mendoza de lo que ha significado la temporada en la que celebró los 25 años de alternativa, pero todavía se le nota en la voz el sabor amargo que le ha dejado la muerte de “Chenel”, precisamente cerrando uno de los años más importantes del caballero de Estella. Por eso era obligado empezar por ahí.

“Chenel’ se fue de la manera más tonta… un cólico –narra Pablo–. Y me duele muchísimo porque ha sido en un año en el que había vuelto a tener la alegría de su reaparición. De hecho, ya había vivido una especie de duelo porque pensé que no podría volver a torear con él otra vez, y cuando volvió, y de la manera que lo hizo, me hizo sentir una especie de regeneración, porque además volvió pidiendo el mismo sitio de antes y exigiendo un poco más. Me duele mucho no tenerlo ahora”.

P.- Sin duda era un caballo diferente a los demás y puso el listón muy alto en estos últimos 10 años.

R.-Junto con “Cagancho”, “Chenel” ha sido el caballo más importante de mi vida profesional, con el que más me he sentido y con el que he desarrollado en la plaza mucho toreo, arte y sentimiento.

Era como una parte de mí, incluso llegaba a resolver situaciones que a lo mejor se escapaban de mi control. Hablas de los últimos diez años porque son en los que “Chenel” se ha desenvuelto, pero si me apuras, “Chenel” es un caballo de historia, uno de los mejores de siempre.

—No habrá sido fácil volver a Colombia, a donde le enviaste en su último viaje, y ver tu cuadra sin él.

—Por supuesto. Primero fue la dureza de no estar, de que me agarrara en España todo esto. Y segundo que aquí en Colombia hago una vida más solitaria, en el campo, lejos de mi familia y la compañía casi exclusiva de mis caballos, todo eso hace que tenga los sentimientos un poco más a flor de piel, por eso he pasado unos días bastante tristones…¡qué va!, ¡muy tristones! Cuando un animal está tan ligado a ti se genera un vínculo casi familiar, muy fuerte. Y cuando volví a Colombia sentí la necesidad de despedirme de “Chenel”. Hubiera preferido que esto nunca pasara, pero sabemos que tarde o temprano tiene que pasar y de alguna manera había que decir adiós. Mira que siempre pensé en tener una especie de mausoleo en mi finca, entre mi casa y el picadero, donde irían a descansar todos esos caballos que han marcado una época conmigo, pero esta vez no pudo ser. Ahora está enterrado en la finca de Luis Guillermo Echeverri, un amigo personal, donde paso los días mientras estoy en Colombia, y creo que esto va a generarme un vínculo especial con Colombia para siempre.

P.- ¿Qué es ese algo que tú dirías con orgullo que has ayudado a cambiar en el rejoneo a lo largo de estos veinticinco años?

R.- No me atrevería a decir “yo he propiciado esto o aquello”, prefiero quedarme con ese sentimiento personal de crecimiento, de haber alcanzado sueños y superado dificultades.De haberme convertido en figura del rejoneo, después de haber empezado en esto desde el nivel cero, de desconocimiento absoluto. Me siento orgulloso de transmitirle a mis hijos que todo lo que he conseguido es gracias al caballo.

P.- Pablo, veinticinco años después, hay algo que extrañes en tu actitud del comienzo de tu carrera?

R.- Por supuesto, creo que la actitud, la ilusión, la inquietud, las ganas de comerme el mundo… Ese coqueteo que tiene que haber al principio para poder conquistar algo. Quizás también esa especie de inocencia. Son cosas que a medida que vas creciendo y vas conociendo se van perdiendo y cada vez es más difícil encontrar motivaciones. Todo esto es algo que me puede llegar a costar encontrar en los últimos días, pero que en tardes especiales de este año se hicieron presentes.

P.- ¿Ha habido alguna faena de la última temporada en la que hayas sentido que por ahí debe transcurrir el futuro del rejoneo?

R.- No te podría decir cuál es la faena que debe marcar el derrotero de lo que debe ser el rejoneo, porque cada uno sigue su propio camino y define su propio estilo. Te puedo hablar de la que más me ha llenado personalmente y entonces me tengo que detener en una que hice en Navaluenga, un pueblito en el que no toreaba desde hace muchos años, y donde tuve un mano a mano con César Jiménez. Aquel día me salió un toro de El Capea que es imposible que alguien con un carretón te embista mejor, o que salga un toro que lo haga con más ritmo, con más bravura y lo recuerdo como una de las grandes faenas, no sólo de mi temporada, sino de muchos años y una de las mejores en la historia de “Chenel”.

P.- ¿Cuáles consideras que son los caballos que están llamados a ocupar ese sitio dejado por “Chenel” en tu cuadra?

R.- Nunca habrá un sustituto para “Chenel”, su pellizco, su temperamento, su manera de hacer las cosas era algo único y será muy difícil que vuelva a tener un caballo igual. Sí hay, por supuesto, caballos importantes y con una gran proyección, pero que tienen que crecer mucho para poder llegar cerca de lo que ha sido “Chenel”. Entre ellos destacaría dos que pasaron por la temporada mostrando virtudes y que pueden tener un gran futuro, como son “Beluga” y “Hanukah”, pero apenas están comenzando y veremos cuando se confirmen. También hubo una novedad que se presentó muy poquitos días y que es uno de los primeros productos de esa mezcla con caballos Hannoverianos que estoy haciendo y que se llama “Berlín”, que se vio en apenas tres o cuatro corridas pero pienso que para este año puede estar muy cuajado. Y, por supuesto, “Disparate”, que hizo una buena temporada, pero quizás un poco a la sombra de “Chenel”, como era normal en su reaparición, que marcó su diferencia. “Pirata” ya es un clásico, con la seguridad de siempre. Y no me quiero olvidar de “Napoleón”, que en la salida ha hecho cosas muy importantes y muy bonitas.

P.- Pablo, poco antes me hablabas de esas cosas que echas de menos de tus comienzos y que ahora te cuesta conseguir, ¿puede significar todo esto que cada día ya estás vislumbrando la hora del adiós?

R.- Eso es algo que tendrá que pasar tarde o temprano. No creo que lo que te dije marque o signifique que el final está cerca. Simplemente ahora me mueven o me motivan otras cosas, pero torear es mi vida y creo que, aunque es verdad que año tras año la decisión está más cerca, no creo que lo mío será una retirada abrupta. Iré disminuyendo mi peso en la temporada y terminaré toreando muy poco, casi testimonialmente porque tengo que seguir viviendo mi pasión.

P.- ¿Cómo recordarás el 2014?

R.- Como una bonita celebración.

Por: David Jaramillo / 6TORO6

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