Por: Redacción

Tan sólo 24 horas después de su triunfal tarde en Dax (Francia), Ginés Maríndio un nuevo aldabonazo en el penúltimo festejo de la Feria de la Virgen del Mar. Cuatro trofeos paseó el extremeño de un importante toro de Cuvillo -que envió al coso almeriense una notable corrida- y de un buen sobrero de La Palmosilla. Ponce tiró de magisterio para cortar también el doble premio de un encastado cuarto, mientras que Toñete dio la cara y tiró de valor para cortar su trofeo de otro toro enrazado que cerró plaza.

De rodillas, con una larga cambiada, paró Ginés Marín al segundo, luego quitó por saltilleras, muy ceñidas, antes de brindar a Ponce. De nuevo de hinojos, comenzó la faena en los medios. Aprovechó en esos terrenos la buena y humilladora condición del toro de Cuvillo, que fue a más, con entrega. Especial relevancia tuvo la profundidad de los naturales que trazó. El epílogo, ajustadísimo por bernadinas, dejó la faena en la cima. Una estocada tendida, pero efectiva, hizo el resto. Dos orejas y ovación para el toro.

El quinto se lesionó tras una voltereta y asomó el pañuelo verde. Saltó uno de La Palmosilla en su lugar. Lo picó en el sitio, medido, Guillermo Marín. Un animal al que faltó fijeza y definición en los primeros tercios, pero que en la muleta desarrolló un comportamiento exigente. Comenzó por doblones Ginés, que fue volteado cuando toreaba con la diestra zafándose de la cornada al hacerse el mismo el quite. Faena de poder, firme, sometiendo al burel, que epilogó sin ayuda toreando por ambas manos. La estocada tendida hizo mella y se le concedieron dos orejas más.

Definido de salida, el cuarto fue un buen toro de Cuvillo. Tras el saludo a la verónica cadencioso de Ponce, el colorado fue pronto, tanto en el caballo como en los engaños. Tuvo nobleza y calidad, pero también una dosis adecuada de casta. Comenzó por ello el valenciano por bajo, con muletazos de rodilla genuflexa para ahormarlo. Después lo cuajó por ambos pitones con sapiencia y torería en la puesta de escena. Destacó la reunión de su toreo al natural. El tramo final con molinetes, poncinas, cambios de mano… Obtuvo jaleada respuesta del tendido, ya entregado para entonces. La estocada fue el colofón perfecto. Dos orejas que, tras pasear, abandonó el coso para poner rumbo a Bilbao, donde torea mañana.

Rompió plaza un astado acapachado, bajo, que salió a su aire y distraído. No anduvo sobrado de energías, pero Ponce a base de consentirlo y de ser paciente a la hora de exprimirlo, logró robarle tandas cortas, pero de buen aire. Faena de ciencia, con trascendencia en el tendido a pesar de la condición del toro, al que faltó empuje. Tras estocada baja, se le pidió la oreja sin respuesta del palco. Ovación.

Cerró plaza un toro bravo y noble, exigente fruto de su bravura. Tras saludarlo con bríos a la verónica, Toñete corrió la mano y ligó las series que calaron en el tendido. Mató de estocada tendida y fue premiado con una oreja. También brindó a Ponce el tercero Toñete. Un astado con el que se lucieron en banderillas Juan José Trujillo y Julio López. Comenzó en la boca de riego su faena, ligando las series en redondo. Un trasteo irregular por la condición algo deslucida del toro y acabó tirando de desplantes y efectismos para poner lo que faltaba al toro. Tras una estocada atravesada y un pinchazo hondo fue ovacionado.

Plaza de toros de Almería. Tercera de la Feria de la Virgen del Mar. Más de media entrada. Toros de Núñez del Cuvillo y La Palmosilla (5º bis), desiguales de presentación. Ofrecieron buen juego en general, destacaron los dos del lote de Ginés, los encastados 4º y 6º. Enrique Ponce, ovación tras petición y dos orejas.
Ginés Marín, dos orejas en cada uno de su lote.
Toñete, ovación y oreja.

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