Expectación levantó la del Partido de Resina en Sevilla, antiguos Pablo Romero, por su encaste, belleza y por las ganas de ver algo distinto, pero la expectación a partir del segundo se tornó en decepción con los cárdenos, ya que solo se salvó el primero en una novillada que desarrolló peligro y que puso en apuros a los chavales. Expectación también por la terna, Ángel Jiménez, que venía con su oreja de Madrid, y David Martín y Antonio Medina, que fueron los triunfadores de las novilladas sin caballo del año pasado.

A portagayola se fue Ángel Jiménez a recibir al primero, un novillo precioso que si bien tuvo un punto de sosería, obedeció a los toques y fue noble y manejable en el último tercio, arrácandose de lejos. El problema, salía de la franela con la cara por las nubes, pero ahí estaba Jiménez con su buen trazo, temple y cabeza. Profundos fueron los naturales y estéticos los derechazos… para prestarle atención.  La estocada fue arriba pero tuvo muerte de bravo, el novillero no quiso coger el descabello, sonó un aviso y, aunque hubo petición, el premio se quedó en una vuelta al ruedo. El cuarto fue aplaudido de salida por su belleza, era precioso, pero su comportamiento no le hizo honor a la misma. En el petó lo entendió Mario Benítez, pero después el animal embistió a arreones, cabeceó mucho en la muleta y nunca fue fijo. Jiménez se impuso en una tanda por el derecho, quedándose quieto y tirando del cárdeno, pero poco más. Pasó lo suyo con los aceros y sonaron hasta dos avisos.

El lote de David Martín fue infumable. El primero, que salió como una bala, cantó su mansedumbre en banderillas, haciendo hilo y apretando , ajándose definitivamente en la primera tanda. A partir de ahí, una lucha por sacarlo de las tablas entre el peligro y la decepción. También pasó lo suyo con la espada. Al quinto le pegaron fuerte en el caballo, antes de un buen par de David Sevilla a un novillo bronco que cogía la muleta con celo y al que había que subirse. No obstante, nunca quiso entregarse. Mala suerte la de David, que volvió a fallar con los aceros.

Muy voluntarioso anduvo Antonio Medina, que hacía su presentación como novillero con picadores en la Maestranza y que corrió en suerte con un novillo que nunca humilló pero que se dejó. Fue noble y claro, pero la cosa no terminó de fluir. Una buena estocada precedió una ovación. El sexto también fue de bonitas hechuras, pero se paró pronto. Medina estuvo digno pero poco más pudo hacer excepto matarlo bien, como así lo hizo.

Plaza de toros de Sevilla. Última novillada de abono. Con algo más de media plaza se han lidiado novillos de Partido de Resina, bien presentados y deslucidos en general, a excepción del buen y noble primero y el manejable tercero.

Ángel Jiménez: vuelta al ruedo tras aviso y petición y silencio tras dos avisos.

David Martín: silencio y silencio tras dos avisos.

Antonio Medina: ovación con saludos y palmas de despedida.

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