POR: ADIEL ARMANDO BOLIO
Ya entrada la tarde de este martes 7 de noviembre de 2017, fue el ruedo de la Monumental Plaza de Toros de Aguascalientes donde la urna con la cenizas del maestro del toreo Miguel Espinosa “Armillita Chico” y teniendo como fondo musical, a través de la banda del coso, la notas del emocionante pasodoble “Cielo Andaluz”, hicieron en las manos de sus familiares el último paseíllo para colocarlas en un pedestal especial cubierto por un capote de paseo que usó muchas tardes, con la imagen Cristo del Gran Poder, ubicado en el centro del redondel como agradeciendo una sonora ovación luego de la gran faena al toro de la vida y que en hombros llegó al cielo para abrir su postrera Puerta Grande, misma que seguramente le abrió San Pedro.
Muchos matadores de toros, novilleros, ganaderos, amigos, aficionados, autoridades estatales y municipales, además de medios de comunicación, de varios estados del país, como la Ciudad de México, Zacatecas, Coahuila, Nuevo León, Guanajuato, Michoacán, San Luis Potosí, Jalisco y, por supuesto, de propio Aguascalientes, se dieron cita a tan emotiva reunión para despedir al torero, al esposo, al padre, al hermano, al tío, al ser humano, al gran amigo que fue Miguel Espinosa Menéndez.
Pero lo que resultó ser una incomparable significación fue la llegada de Lima, Perú, del maestro y figurón del toreo, el valenciano Enrique Ponce, su último alternante en el coso Monumental de Aguascalientes aquel 1 de mayo de 2005 cuando “Armillita Chico” se despidió de los ruedos.
Varios fueron los personajes que tomaron la palabra, además de las guardias de honor que realizaron alumnos de Academia Taurina Municipal, todos los matadores de toros ahí presentes, los novilleros y los que fueron miembros de su cuadrilla principalmente, destacando las intervenciones del doctor Manuel Aceves, director del Instituto del Deporte del Estado y de Luis Obregón Pasillas, director de Desarrollo Económico municipal, pero quienes tocaron la nota sentimental y emotiva a la reunión fueron el colega Ramón Ávila “Yiyo” y, sobre todo, el maestro Enrique Ponce, quien exaltó la imagen humana y torera de Miguel Espinosa “Armillita Chico” al nivel más alto de un ser que siempre se significó por don de gente, finalizando Ponce al afirmar que “se ha ido uno de los toreros más grandes que ha dado la historia del toreo”.
Finalmente, ante la presencia de su viuda, doña Verónica y de sus hijos Miguel y Eugenia, se dieron varias vueltas al ruedo con la urna que acompañaron todos los asistentes entre gritos de ¡torero! y bajo las notas sentimentales de “Las Golondrinas”.
Y a título personal mi estimado Miguel, maestro querido, quiero decirte a través de mi alma y mi espíritu, con estas sencillas y humildes líneas, que aunque físicamente ya no estás en este mundo terrenal, si hiciste todo lo que tenías que hacer para que tu recuerdo en la memoria sea imborrable, tu tauromaquia fue única, sin par, además de aleccionadora y ejemplo para muchos que quieren y han querido ser toreros, por ello a veces y éste uno de esos casos, es difícil llenar los enormes huecos que deja un gran amigo cuando se va. Tú te fuiste y tu espacio no habrá nadie quien lo llene, de ahí tu grandeza como torero y como amigo. ¡Hasta pronto torero bueno!
Fotos y video: Emilio Méndez