Bricia es una joven de 20 años que dedica gran parte de su tiempo a entrenar en la escuela taurina. Su pasión por la tauromaquia viene de su familia: su abuelo y su papá fueron novilleros, y su hermano también toreaba. Desde pequeña, la tauromaquia ha sido parte de su vida, rodeada de historias y enseñanzas de su familia, lo que ha dejado una huella profunda en ella.

Elegir la tauromaquia no fue casualidad. Bricia siente que la conexión con el toro y el arte del toreo son una forma de expresarse, de mostrar su valentía y dedicación. Para ella, ser torero es mucho más que una profesión; es una forma de vida que exige disciplina, esfuerzo y una pasión inmensa por lo que hace. En sus palabras, «es algo que siente profundamente», y por eso quiere convertir esta pasión en su futuro profesional.

En su carrera, ha tenido momentos de gran aprendizaje. Uno de los hitos más importantes fue su viaje a España, una experiencia que marcó su vida tanto a nivel profesional como personal. Allí, enfrentó nuevos retos que la ayudaron a mejorar como torera y a crecer como persona. A pesar de los desafíos, Bricia siente que cada paso la ha acercado más a sus metas.

A corto plazo, su principal objetivo es debutar como novillera en una plaza con picadores. En el mediano plazo, espera que su nombre se reconozca dentro del mundo taurino, con la esperanza de presentarse en la Plaza México. Y su sueño a largo plazo es tomar la alternativa como matadora de toros, un sueño que sigue alimentando con trabajo y dedicación.

El camino no ha sido fácil. La tauromaquia es una profesión que exige perseverancia, y aunque la discriminación por ser mujer ha estado presente, Bricia ha aprendido a verlo como una ventaja. Según ella, ser mujer en este mundo despierta curiosidad y la motiva a demostrar que puede estar al mismo nivel que cualquier hombre. Sin embargo, también es consciente de que, si no está preparada, este factor puede jugar en contra, por lo que su enfoque sigue siendo la preparación constante y el esfuerzo.

Sus logros hasta ahora son motivo de orgullo. Haber viajado a España, el hecho de torear novillos cada vez más exigentes, y sobre todo, enfrentar novillos o vacas complicados, son victorias que para ella tienen un gran valor. Y, como persona, Bricia siente que ha madurado mucho en este camino. Ha aprendido a adaptarse, a no rendirse ante los imprevistos y a seguir creciendo, tanto profesional como personalmente.

Entre sus referentes, destaca a Cristina Sánchez, la primera matadora de toros que logró abrir el camino para muchas mujeres en el ruedo. La valentía y técnica de Sánchez son una inspiración para Bricia, al igual que la elegancia del maestro Enrique Ponce. Para Bricia, observar a otros toreros es fundamental para aprender y perfeccionar su propio estilo.

Cada vez que se viste para torear, la presión es inmensa. Bricia siente una gran responsabilidad ante el público, ya que es consciente de que ellos son quienes realmente te dan el reconocimiento. El miedo y la angustia no son ajenos a su experiencia, pero sabe que la clave está en concentrarse en lo que ha aprendido y en su preparación. En esos momentos, el trabajo y la calma se convierten en su mayor aliado.

La preparación para torear es rigurosa, y Bricia lo sabe bien. La técnica, la forma física y la mentalidad son cruciales para enfrentarse al toro. Para ella, hay sacrificios, como dejar de lado ciertas salidas o incluso comidas, pero todo tiene un propósito: mejorar cada día y estar lista para el próximo desafío.

Cuando le preguntan si el toreo es un arte o un deporte, Bricia no duda: «Es un arte». Para ella, el toreo es una forma de expresión que conecta con el público de una manera única. Aunque la preparación física es clave, lo que realmente importa es la emoción y la creatividad que se ponen en cada pase, en cada movimiento.

Lo que más la ilusiona en este momento es debutar como novillera, cumplir su sueño de vestirse con el traje de luces y torear en su tierra. Aunque ha tenido algunos tropiezos, como la cancelación de un festejo que esperaba con ansias, esos momentos solo la motivan más a seguir adelante.

La Escuela Taurina de Querétaro (ETQ) ha sido una parte fundamental de su camino. Para Bricia, la ETQ no solo es una escuela, sino una familia que la ha apoyado tanto en lo profesional como en lo personal. Gracias a la ETQ, ha logrado cumplir sueños como matar su primer novillo y hacer su viaje a España, experiencias que no habría vivido sin el apoyo de este lugar.

Además, Bricia sabe que hay dos personas muy importantes en su vida: su papá y su mamá. Ellos son su motor, su gran inspiración. Sueña con darles una vida diferente, con hacerlos sentir muy orgullosos de ella. Cada vez que se viste para torear, piensa en ellos, en todo lo que han hecho por ella y en todo lo que le han enseñado. Esa reflexión es lo que la impulsa a salir al ruedo con más fuerza y determinación, buscando siempre dar lo mejor de sí misma.

En resumen, Bricia es una joven con una pasión inquebrantable por la tauromaquia. A pesar de los desafíos, su determinación y su amor por este arte la mantienen enfocada en su futuro. Con cada paso que da, sigue demostrando que el toreo es para quienes tienen el coraje de enfrentarse a los obstáculos, y que, independientemente del género, la preparación y la pasión son lo que realmente importa.

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