El diestro francés Sebastián Castella está viviendo la que puede considerarse la temporada de su plenitud a nivel de madurez y de alcanzar la plena expresión artística en su toreo. Un año marcado por su quinta puerta grande en Madrid en la corrida de Garcigrande, tras resultar cogido y herido en el tobillo, y por ser el año donde cumplirá 1.111 corridas como matador de toros. Rompiendo barreras estadísticas y logrando metas con las que solamente los elegidos pueden soñar.
Madrid tienes las dos caras de la moneda, es decir, Madrid te da y te quita todo. Pudiste disfrutar y sufrir todo en esa tarde del triunfo de Madrid. ¿Cómo lo viviste?
Fue una tarde en la que hubo épica, claro, pero también hubo momentos de muchísima entrega, de romperme y entregarme con la afición de Madrid. Me olvidé de todo: de la cogida, de las circunstancias, hasta del propio cuerpo. Y me olvidé tanto, que incluso me eché de rodillas, cosa que no es nada habitual en mí, pero sentí que había que tirar la moneda y la tiré.
Estás batiendo records de triunfos en Madrid, acumulas ya cinco puertas grandes. ¿Imaginaste cuando empezaste llegar a alcanzar semejantes logros?
Más que imaginarlo, lo sueñas. Es el gran objetivo que te marcas cuando quieres ser torero: llegar a ser figura y triunfar en todas las grandes ferias. Pero te diré que ahora mismo voy buscando más que los números y las estadísticas: busco torear con temple, con despaciosidad, cada vez más. Encontrarme a mí mismo con cada toro. Y siento que cada vez lo tengo más cerca.
Castella en Las Ventas – Muriel Feiner
¿Qué le queda a Castella por lograr en el mundo del toro?
Cada tarde es un reto y una meta por alcanzar. Y ya te digo, que más allá de seguir sumando puertas grandes, o poner boca abajo las plazas que marcan la carrera de un torero, lo que busco es la plenitud.
Cada año que pasa encontramos un Sebastián Castella que se reinventa para ser mejor. ¿Cómo se consigue?
Rebuscándose dentro de uno mismo, siendo inconformista y teniendo mentalidad competitiva. Si te conformas con lo que tienes, tanto en el toreo como en cualquier otro ámbito, no avanzas.
Tras pagar muchas tardes de tu carrera con sangre sudor y sacrificio, ¿en qué momento te encuentras?
Me encuentro en un momento feliz, disfrutando del toreo que busco sin la presión que uno tiene al comienzo de cortar orejas sí o sí para seguir firmando contratos. Y eso no quiere decir que no haya sangre, sudor y sacrificio: si cabe, hay más. Pero también hay más conocimiento de uno mismo, madurez, y eso se transmite en el toreo.
Valor y arrojo son palabras que identifican a Castella. ¿Qué intenta trasmitir cada tarde?
Más allá del valor, intento transmitir temple y despaciosidad. Y para torear despacio, es verdad, hay que tener mucho valor.
Temporada ilusionante la que te espera, ¿cómo se presenta?
Es una temporada muy especial para mí, en la que voy a cumplir mis 1.111 corridas como matador de toros, y voy a estar en todas las grandes ferias y en plazas que han marcado mi vida y mi carrera.
¿Con qué fecha sueñas de las que te quedan por delante?
Vestirse de torero es la auténtica ilusión de cada tarde, pero es cierto que hay plazas que marcan el compás de la temporada, como por ejemplo Mont de Marsan, Dax, Béziers y Arles, por seguir con mi tierra, pero también Bilbao, San Sebastián, Málaga… Aun así, creo que lo más bonito para un torero es sentir la ilusión y las ganas de un chaval cada vez que te pones el traje de luces, vaya donde vaya el coche de cuadrillas.